Que no hombre, que en Cataluña no se enseña que lo de 1714 fue una guerra de España contra Cataluña.

Por eso la Gene organizó un simposio de 3 dias eso si, pagado por todos

“Espanya contra Catalunya”, título del simposio organizado por Mas y pagado por todos.

 

Cada vez es más evidente que fomentar la discordia entre catalanes y con el resto de España forma parte del programa nacionalista.

Ahora Artur Mas organiza los días 12, 13 y 14 de diciembre unas jornadas para analizar “la acción política, casi siempre de carácter represivo, del Estado español con respecto a Cataluña; la “represión institucional, política, administrativa, militar, económica, social, lingüística, cultural, de los medios de comunicación, histórica, educativa y legislativa”; en definitiva, “las condiciones de opresión nacional que ha sufrido el pueblo catalán a lo largo de estos siglos, que han impedido el pleno desarrollo político, social, cultural y económico de Cataluña”. Parece que no faltará el análisis del papel de la inmigración y de la Iglesia en esta “represión”.

Los tres días de odio los pagamos todos los catalanes. Están dirigidos por Jaume Sobrequés, un historiador a sueldo de la Generalitat que ya dirigió el Museu d’Història de Catalunya, o museo del nacionalismo. Sobrequés es uno de “los 76 de la pasta“: los miembros del Departament de Presidència con sueldo de ministro de España.

Las ponencias hablan de “centralismo”, “apoteosis del expolio”, “conflicto político”, “el ejército sobre el país”, “contra el alma de un pueblo”, “destruir la lengua”, “destruir la ‘nació'”, “falsificación de la historia”, “españolización”, “contra el derecho catalán”, “exilio”, “desertización nacional”, “humillación”… Y no falta la cuota de pancatalanismo de los Països Catalans: se hablará también de la opresión de Baleares y de “Espanya contra el País Valencià”, que es como llaman los nacionalistas al antiguo Reino de Valencia. En fin, la baraja completa del catalibanismo académico.
A los ponentes, excepto a Salvador Cardús que come de la cosa pública desde hace lustros, los conocen en su casa a la hora de la merienda.

El nacionalismo se basa en el resentimiento. El secreto placer del que se recrea en su victimismo impotente, la redirección al yo externo de los propios vicios y errores, y la constante fabricación de supuestos agravios, está conduciendo a Cataluña a una vida descendente.

El simposio “Espanya contra Catalunya” no habla el lenguaje del amor y de la verdad. No hará ningún bien a nadie. Si en Cataluña debe prevalecer la paz social y el bien común, es necesario que abandonemos urgentemente esta ideología negativa y generadora de odio.

Después, los pobres payasos no tuvieron el valor de dar la cara y debatir con historiadores serios.